domingo, 28 de febrero de 2010



Hoy me desperté pensando que la felicidad consistía en el arte de la papiroflexia.


Así pues,
decidido a soltar lastre,
hice con mi tristeza un avión de papel
y lo tiré por la ventana.


Con los codos apoyados sobre el alféizar,
vi cómo se lo llevaba el viento,
haciendo piruetas en el aire.


Inopinadamente,
cuando estuvo lejos del alcance de mi vista,
sentí una punzada de dolor en el pecho.


En ese momento empecé a echarla de menos
y deseé que regresara.


Y regresó.


(Óscar Bartolomé Poy)